El escritor colombiano, quien hoy cumple seis años de haber fallecido, fue un gran amante del cine
Por Edelmiro Franco (Colombia)
Bogotá, 17 de Abril (Ibercine).- El Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez (1927-2014), quien hoy cumple seis años de haber fallecido en la ciudad de México, fue un amante del cine, al grado de que lo estudió más que el periodismo y la literatura.
“Siempre me ha gustado el cine, hasta el punto de que lo único que he estudiado sistemáticamente en una escuela es el cine. Nunca estudié literatura en ninguna escuela, ignoro por completo las leyes de la Gramática Castellana, escribo de oído, pero hice mi curso de Dirección de Cine lo mejor que pude en el Centro Experimental de Cinematografía de Roma”, dijo García Márquez en una entrevista al diario El Espectador en 1987.
En julio de 1967, dos meses después de publicar “Cien años de soledad”, García Márquez, aseguró que “escribir para el cine exige una gran humildad. Esa es su gran diferencia con el trabajo literario”.
“Mientras el novelista es libre y soberano frente a su máquina de escribir, el guionista de cine es apenas una pieza en un engranaje muy complejo y casi siempre movido por intereses contradictorios”, reflexionó en su momento el escritor.
Estos dos fragmentos hacen parte de un decálogo sobre el séptimo arte del Nobel de Literatura, publicado por el Centro Gabo, que resalta como los guiones del escritor merecieron varios reconocimientos, entre los que pueden destacarse dos premios Ariel al mejor guion original, el primero en 1974, por la película “Presagio”, y el segundo en 1980, por “El año de la peste”.
Uno de los estudiosos en América Latina sobre García Márquez y la cinematografía, es el escritor y critico cubano Joel del Río, quien publicó el libro “El cine según García Márquez”.
Según Del Río, con el libro busca hacer “justicia histórica”, porque las “películas de Gabo no merecen la calificación que se les hizo en su momento, porque la mayoría de los críticos las sancionaron”.
Para la crítica literaria las películas sobre las obras del Premio Nobel, “no eran tan buenas como los libros. Condenas hoy censurables porque no fueron juzgadas desde códigos audiovisuales y se hicieron desde la fidelidad a los códigos de un escritor que tiene otras leyes, otro lenguaje”.
El primer encuentro de Gabo con el cine, se dio en 1954 con “La langosta azul”. Este corto silente, fue su primer acercamiento al mundo del cine con el Grupo de Barranquilla, codirigido y coescrito por Gabo y el también escritor Álvaro Cepeda Samudio, acompañados del español Luis Vicens.
El crítico cubano recordó que por esta razón, García Márquez siempre dijo que “el cine y él eran un matrimonio mal avenido, porque él no podía vivir sin el cine, ni con él”.
El libro de 25 capítulos es una biografía de García Márquez, desde cuando su abuelo lo llevaba a las “matinés”, además de describir cada película y darles jerarquía, encontrándose con que las que tienen mayor reflejo cinematográfico son las que trabajan “las tendencias periodísticas y las del realismo”.
Dentro de los filmes realistas -afirmó- está la versión del mexicano Arturo Ripstein del “Coronel no tiene quien le escriba” y en cuanto a los trabajos periodísticos destacó el filme colombiano “Milagro en Roma” de Lisandro Duque.
En la tendencia romántica, la obra mejor concebida en el cine, es “Del amor y otros demonios” una película dirigida por la costarricense Hilda Hidalgo.
De la inquietud de García Márquez de integrar el cine latinoamericano, nació la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños (en La Habana, Cuba), junto al director argentino Fernando Birri, instancia donde se enseña, produce y promueve el cine latinoamericano.
“Todo en el libro se interrelacionaba para que García Márquez, quedara como lo que es: una persona que ha dedicado su vida —aparte de su enorme creación literaria— a promocionar el cine de toda esta región. García Márquez, siempre fue amante del cine”, apuntó.