Madrid, 15 de diciembre (Ibercine).- La Academia del Cine de España presentó la Guía de Buenas Prácticas del Sello Verde para la Sostenibilidad del Audiovisual con una serie de herramientas comprometidas con el medio ambiente y orientadas a reducir los impactos negativos del sector.
Se trata de una propuesta que se pone al servicio de la industria cinematográfica española con el objetivo de convertirla en un referente en sostenibilidad.
“Nuestro sector tiene la capacidad de jugar un papel fundamental en el cambio que nuestro planeta necesita” declaró en un acto en la Academia de Cine, su presidente, Mariano Barroso recordando que la Junta Directiva de esta institución dio los primeros pasos verdes creando el “Sello Verde de la Academia”, un protocolo que ayudará a las producciones a reducir sus impactos.
Barroso definió esta iniciativa como “un punto de partida práctico, realista y desarrollado junto a profesionales de la sostenibilidad”.
El director de fotografía Tote Trenas, representante de la Comisión Sello Verde; Eduardo Vieitez, de la empresa Creast y Flocelo Puig, de Creast, detallaron esta guía adaptada a la producción cinematográfica española, donde hay una necesidad de metodologías y formación para afrontar el reto de la sostenibilidad, contribuyendo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
A partir de ahora será más habitual encontrar en los créditos de una película una nueva figura, fundamental para este protocolo: la del ecomanager, encargada de concienciar al equipo, de estimar el impacto medioambiental y realizar un plan de sostenibilidad adecuado a la producción audiovisual, aseguró la Academia de Cine española en un comunicado.
Explicó que el alojamiento y la movilidad de los equipos, el catering, la energía consumida, los materiales utilizados, los residuos que se generan o el uso de agua son los aspectos de los rodajes en los que pone su atención esta guía, desarrollada por Creast.
Puso como ejemplo el hecho de que el catering sea de productos de cercanía y temporada y la vajilla sea reutilizable; distribuir agua mediante dispensadores y proveer al equipo de botellas reutilizables para rellenar; apostar por el alquiler y reutilización de vestuario, decoración y materiales de producciones previas y buscar alojamientos cercanos a la oficina de producción, el set de rodaje o el estudio de posproducción.
Asimismo, que la iluminación se realice con luces LED; usar vehículos eléctricos en los desplazamientos y favorecer la comunicación digital por encima del papel.
“Estos son ejemplos de decisiones clave para que un rodaje sea más sostenible e implica que este compromiso no se reduce solo al propio equipo técnico y artístico, sino a toda la lista de proveedores que son necesarios en un rodaje”, añadió.
Otros parámetros en los que quiere profundizar el Sello Verde se refieren a vincular la sostenibilidad medioambiental, la sostenibilidad social y la sostenibilidad económica, aspectos interrelacionados, y se fija no solo en la degradación del entorno, sino también en la contaminación acústica y lumínica derivadas de una producción.
Además, no se queda en la aplicación de una serie de buenas prácticas para reducir el impacto ambiental al máximo, sino que propone también compensar la huella de carbono que se ha producido.