Por Adela Mac Swiney (Málaga)
26 de agosto (Ibercine).- Denunciando la hipocresía y el cinismo de trasfondo de los que creen que el problema de la inmigración se puede solucionar, así como la “estupidez” de quienes piensan que con un muro pueden resolver el problema, el director español David Trueba estrenó, a concurso, en la Sección Oficial del Festival de Cine de Málaga, “A este lado del mundo”.
Tras su película “Casi 40”, David Trueba vuelve al cine con esta película por la que se sintió “provocado” pues en un mundo en el que el ser humano avanza tecnológicamente, científicamente, y en el que la vida progresa, “de vez en cuando hay problemas estabilizados en la vida humana y que las soluciones son como muy primitivas y uno de ellos suele ser el modelo que encara las migraciones”, declaró en Málaga en entrevista con IBERCINE.
“A este lado del mundo” está protagonizada por Vito Sanz y Anna Alarcón, quienes aseguraron que esta película les ha cambiado la perspectiva de la vida, así como de Zidane Barry, un africano que reveló en Málaga que es su primera vez como espectador en un cine.
Trueba subrayó que el tema del muro, no es una cuestión contemporánea pensando en el que hay entre Estados Unidos y México sino mas bien de la riqueza y la pobreza en el Continente Americano y la riqueza, la del continente europeo frente a África o en el continente asiático.
“Es una constante que se remonta a los tiempos de Adriano, Babilonia, la Muralla china o el Muro de Berlín”, sostuvo afirmando que detrás de todos estos asuntos existe una “gran ambigüedad”.
“Nada es tan blanco o tan negro como aparenta, es algo mucho más difuso y hay mucha gente navegando en ese mar de ese conflicto tratando de obtener su beneficio y mostrar sus sentimientos” comentó.
Trueba consideró “sorprendente” que en cuatro mil años de evolución “no hayamos variado en algo tan básico como que lo de levantar una barrera física para impedir que los pobres lleguen al mundo de los ricos no sepamos que no funciona y al mismo tiempo se siga siendo utilizado como un recurso de seducción o un recurso de miedo para afrontarlo”.
Apuntó que este es un tema que le sorprende mucho y quería tocarlo “no tanto desde la perspectiva de los protagonistas de la migración, sino que el personaje principal fuera el ciudadano medio de un país y cuál es esa posición por la cual no acaba de entender qué es lo que está pasando ni por dónde va el problema”.
En general, dijo, el impulso para hacer esta película fue “cómo durante tantos y tantos años seguimos cometiendo los mismos errores y que la inteligencia humana no se supera a sí misma”.
En el filme, Alberto es un joven ingeniero que es despedido de su empresa en el momento en que planea comprarse una casa con su novia y ser padres. Para encubrirlo, decide aceptar un encargo de su antiguo jefe para viajar hasta Melilla, ciudad española del norte de África y “una de las grandes desconocidas para los españoles”, según el cineasta.
En esa ciudad, Alberto conoce a Nagore, encargada de guiarlo por un espacio desconocido para él hasta ese momento en el que se topará de bruces con la complejidad de uno de los grandes asuntos que sacuden el mundo: la inmigración.
“Yo le llamo la externalización del mal, vivimos sobre todo en las democracias modernas una situación para que el examen de conciencia de los ciudadanos ofrezca una paz total, una tranquilidad total, hay que externalizar el mal y por ello cuando causas daño es mejor que lo haga una subcontrata, que lo haga otro por ti y eso un la política de los países con respecto a sus fronteras”, subrayó.
Para Trueba, hay problemas que no tienen solución, y es el caso del de la migración. “Como ser humano tienes que aceptar que hay algunos problemas que no tienen una solución fácil, lo que no puedes es que venga alguien a contarte soluciones que son falsas, que lo único que sirven es para engañar a la gente y que tu te las creas”.
Por ello, insistió en que “Al otro lado del mundo” es esa especie de “taladro mental” sobre el tema “para que le entre un poco en la cabeza a la gente a través de una película que trata de personajes, no de grandes líderes, ni de grandes estrategas ni grandes héroes, sino de personajes de cada día”.
Sobre las películas que le gusta rodar, Trueba, autor de “Soldados de Salamina”, “Madrid, 1987” o “vivir es fácil con los ojos cerrados”, afirmó que lo que le llama es una situación en la que los personajes están tratando de sobrevivir con dignidad a todo lo que les rodea.
“Se trata de abrir esas puertas para que en cualquier situación en la que estén haya una posibilidad única, que es la de tratar de resolver los asuntos poniendo la dignidad del otro y poniendo la dignidad en el lugar más importante, esos suelen ser los motores que me interesan”, acotó.
“Mis historias vienen de personajes puestos en una situación que trato de que sea realista, una situación que le puede pasar a cualquiera, no busco situaciones inhóspitas o de una originalidad absoluta, son sucesos muy cotidianos, pero que bien contados y bien explotados pueden llevarte a situaciones muy extremas y eso me gusta”, concluyó.