David del Río. Cannes
La película iraní “It Was Just an Accident” del director disidente Jafar Panahi, un filme rodado clandestinamente en Irán, ganó la Palma de oro a la mejor película de la 78 edición del Festival Internacional de cine de Cannes anunció este sábado el jurado en la ceremonia de clausura.
La película fue filmada por Panahi, sin permiso, en Irán, y es una fuerte y sutil crítica al régimen de los ayatolás a través de la historia de un presunto represor del gobierno que cae, por azar, al sufrir un accidente de tráfico, en manos de varias de sus víctimas.
Panahi es un director perseguido en su país. Fue condenado a seis años de cárcel y a veinte sin poder salir de Irán. Durante 88 días estuvo detenido en Irán e inició un huelga de hambre. Finalmente fue liberado tras pagar una fianza.
Por su calidad y por la admiración por el realizador iraní de la presidenta del Jurado, la actriz francesa Juliette Binoche, al que había expresado su apoyo en el pasado, la película era la gran favorita a la Palma de Oro.
“Es verdaderamente difícil hablar. Permítanme agradecer a mi familia, y a todo el equipo que me ha acompañado para hacer esta película juntos y al equipo de aquí en Francia que me ayudó para la postproducción. Era imposible hacer esta película sin un equipo comprometido” resaltó el cineasta iraní al recoger el trofeo esta noche en el gran teatro Lumière del Palacio de Festivales de Cannes.
“Creo que es el momento para pedir a toda la gente, a todos los iraníes, con todas las opiniones y del mundo, me permito pedir una cosa: pongamos todos los problemas y diferencias de lado. Lo más importante es nuestro país y la libertad de nuestro país” añadió Panahi quien fue preso político en Irán.
“Que nadie ose decirnos qué hay que decir, qué no hay que hacer. El cine es una sociedad. Nadie debe decirme que debo o que no debo hacer” subrayó el cineasta al que también se le escuchó pronunciar la palabra “democracia”.
Panahi, que estuvo acompañado de parientes que lloraron durante la ceremonia, añade con la Palma de oro el trofeo que le faltaba a un palmarés excepcional que incluye un León de Oro del festival de Venecia y un Oso de Oro del Festival de Berlín.
La película brasileña brasileña “O agente secreto” fue otra de las grandes triunfadoras del palmarés al ganar dos premios, el de la mejor dirección, que obtuvo su realizador Kleber Mendonça filho, y el premio de interpretación masculina que ganó su protagonista, Wagner Moura.
El Gran Premio (Grand Prix) fue para la película noruega “Sentimental Value” dirigida por Joachim Trier, otra de las favoritas a la Palma de oro.
El Premio del Jurado fue compartido entre la película española “Sirat”, de Oliver Laxe, y la película alemana “Sound of falling” de Mascha Schilinski.
“Vivan las diferencias, vivan las culturas, viva el cine y viva el festival de Cannes” dijo Oliver Laxe mencionando al pueblo palestino.
El Premio especial del certamen fue “Resurrection”, del director chino Bi Gan que fascinó al festival por su imágenes “hipnóticas” y su homenaje al séptimo arte.
El premio al mejor guion fue para los hermanos Dardenne, poseedores ya de dos Palmas de oro, por la película “Jeunes mères”, que cuenta la historia de una comunidad de madres solteras adolescentes.
El premio a la mejor interpretación femenina fue para la actriz francesa Nadia Melliti de la película “La petite derniere”, filme que ganó además el premio independiente Queer Palm del certamen.
Por primera vez, la Cámara de oro a la mejor primera película de todas las secciones del festival lo ganó un filme iraquí «The président’s cake».
El Jurado del festival fue presidido por la actriz francesa Juliette Binoche y compuesto además por la actriz Halle Berry, el actor Jeremy Strong y la actriz Alba Rohrwacher así como por los directores Hong Sangsoo, Carlos Reygadas, Dieudo Hamadi y Payal Kapadia, y la escritora Leïla Slimani.
“Nos hicimos amigos. Todo lo que es diferente entre nosotros nos ha dado la luz para trabajar” declaró el director mexicano Carlos Reygadas en la conferencia de prensa final.
La premiación tuvo lugar al final una jornada “surrealista” en la que el balneario francés de Cannes y su región sufrió un apagón que le dejó sin luz eléctrica durante alrededor de seis horas. Pero el Palacio de Festivales, gracias a tres generadores, siguió funcionando y se proyectaron las últimas películas durante todo el día.