Documental mexicano “Cosas que no hacemos” impacta en Biarritz

1 Oct, 2020

Adela Mac Swiney González. Biarritz

 

1 de Octubre (Ibercine).- Tras superar los difíciles requisitos para viajar de México a Europa, el director mexicano Bruno Santamaría llegó “emocionado” a Biarritz para presentar por primera vez, presencialmente, y en una sala, su documental “Cosas que no hacemos”, que impactó hoy al festival de cine latinoamericano en su estreno en Europa.

 

En el Casino del puerto vascofrancés, una de las sedes de la 29ª edición del Festival de Cine Latinoamericano, Santamaría aseguró que “Cosas que no hacemos”, que compite en la sección de Documentales, es un proyecto muy personal, que nace de una motivación de estar guardando un secreto con sus padres.

 

“Estaba buscando un espacio en donde poder compartirlo, mucho más grande que el principal personaje de la película, pero necesitaba poder compartir también temas que tienen que ver con la identidad sexual y secretos con mis padres”, explicó.

La película está situada en El Roblito, un pequeño pueblo de apenas 200 habitantes de la costa Pacífica de México, en la que Arturo no frecuenta los adolescentes de su edad. Prefiere bailar, correr y jugar con niños que no lo rechazan por lo que es.

Cuando una muerte violenta viene a enturbiar la aparente tranquilidad del pueblo, Arturo debe armarse de coraje para pedirle a sus padres lo que más anhela: el permiso para vestirse de mujer.

 

En entrevista con Ibercine, explicó que cuando empezó a hacer la película, lo primero que hizo fue escribir memorias tratando de encontrar una motivación y aparecieron muchas historias de represión.

 

“Pensaba que cada una de las historias podía transformarse en algo y de pronto me di cuenta que había algo en común y que habían muchas cosas que no había hecho en la vida y entonces imaginé esta película, el ver como alguien se atreve a hacer algo que no había hecho antes y como se transforma su mirada infantil del mundo porque la realidad le golpea y crece”, añadió.

 

Con esa motivación, Santamaría se fue lejos de su casa, a Sinaloa, a conocer personas y así llegó a El Roblito donde decidió quedarse. “La película no nació como una motivación para querer resolver mis problemas sino más bien buscando la razón  por la cual hacer una película apareció esa motivación”, precisó.

 

Agregó que el hecho de conocer a Arturo, que luego se transformó en Dayanara, “me dio la valentía y me sentí motivado para enfrentar mis cosas”.

 

Sobre la relación con los habitantes de la comunidad, anotó que fueron tres años de trabajo allí, con momentos de miedo al saber que era una zona violenta, “pero desde que llegamos traté de vincularme con toda la comunidad, di clases de video a los niños y así conocí a las familias, papás, mamás, abuelos, proyectamos lo que hicieron los niños y entendieron qué es lo que estaba haciendo”.

 

“Me dejaron de tener miedo a mi, yo les dejé de tener miedo y en esos tres años de trabajo se construyó un vínculo muy fuerte y de mucha confianza”, subrayó.

 

El documental pasó previamente, en formato online, por festivales de Canadá, Reino Unido, México y ganó el premio al mejor documental del Festival de Lima.

 

Además de presentar la cinta, el director reaccionó a la controvertida decisión adoptada esta semana en México de suprimir el Fidecine, un fideicomiso de apoyo financiero al cine que ha sido condenado mayoritariamente por el sector cinematográfico mexicano.s

“Es una cosa atroz, creo que para la industria del cine en general, pero para la gente joven sobre todo de óperas primas es grave. Ojalá que no, pero es un muro que puede significar incluso la muerte de muchas oportunidades”, dijo.

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