Por Adela Mac Swiney (España)
Madrid, 26 Junio (Ibercine).- En pleno momento de presentación y promoción de su nueva película, “La Mami”, la directora española, afincada en México, Laura Herrero Garvín, manifestó su preocupación de que en tiempos de pandemia por el coronavirus Covid-19, la cultura sea la más afectada.
“Los rodajes están parados, hay un estancamiento muy fuerte, estoy pensando, viendo cómo nos vamos a organizar, esperemos que la cultura no sea la más afectada”, indicó en una entrevista con motivo de la presentación de un trabajo anterior “El remolino”, en la iniciativa “Ecozine En Casa”, del Festival Internacional de Cine y Medio Ambiente de Zaragoza.
Herrero explicó que tras estrenar su segundo largometraje “La Mami”, tendría que estar ahora presentándolo, “colectivizándolo”, en las salas de cine, mirando a la gente a los ojos, haciendo “esto que es maravilloso para quienes hacemos cine de autor y que de alguna forma no tenemos mucho espacio para compartirlo con el público”.
Pero, ahora, “esto se está viniendo un poco abajo, ahora se están dando más las proyecciones online, y aunque también es cierto que esas versiones virtuales están siendo muy interesantes porque la película está llegando a muchos rincones, a muchos rincones de España y está llegando a mucha más gente, hay un anhelo muy grande y un poco de vértigo al futuro”, comentó.
La cineasta afirmó que está preocupada por qué va a pasar con la cultura, aunque “luego desde una forma más personal siento que el confinamiento me ayudó a parar, algo que hacía años que no hacía, a leer, a ver películas, a pensar, a pensarme”.
“Eso está también siendo interesante en el sentido de la quietud, del sedentarismo, de quedarnos, eso me está ayudando a asentarme un poco y está bien”, anotó.
“La Mami” estuvo antes de la pandemia en Amsterdam, Estocolmo, Nueva York e iba a estar en por lo menos doce destinos diferentes en tres meses. De hecho, el filme obtuvo la Mención Especial de la Crítica del D’A Film Festival Barcelona que se realizó de manera virtual en mayo pasado.
La cineasta aseveró que este tiempo también le ha permitido reflexionar que tanto viaje por tan poco tiempo en cada lugar al final es poco ecológico y que quizá la película no siempre necesita que ella esté presentándola.
No obstante, recalcó que “este año era muy fuerte de difusión de mi trabajo y realmente estoy preocupada porque llevo cinco años trabajando en una película que empezaba a volar en festivales y de repente todo se paró, aunque en el D’A se demostró que la gente se conecta con ella a pesar de verla online”.
Sin embargo, expresó que “si hay algo en mi como cineasta, al ver a la gente conectarse en redes, que sí estoy perdiendo, este año era un año de cosecha y sí estoy preocupada de que la gente no la pueda ver en grande, al final cuando tu piensas en una película, la concibes en pantalla grande”.
“La Mami” está rodada en el cabaret Barba Azul, en Ciudad de México, las mujeres bailan y beben con los hombres que se lo pueden permitir. En los aseos de arriba, Mami, a cambio de una propina, les cuida los bolsos, se asegura de que siempre haya papel higiénico e incluso intenta apoyarlas.
Sobre “El remolino”, película que ganó el Premio al Mejor Documental Largo Internacional en Ecozine Film Festival en 2017, entre otros galardones, y que giro por varios festivales en el mundo, manifestó que es un filme que tiene mucho que ver con el estar, y pararse y quedarse en un lugar.
“Yo creo que es interesante en estos momentos observarla y vivirla porque tiene que ver con quedarse en un lugar minúsculo en el mundo, pertenecer y transformarse desde ahí”, añadió.
«El remolino» es un retrato que sirve de homenaje a las identidades femeninas que se están configurando en todos los rincones del mundo.
En el filme, Pedro es un campesino que defiende su identidad y sus sueños; su hermana Esther lucha por una mejor vida para su hija mientras nos comparte su mundo a través de una pequeña cámara.
Ellos viven en El Remolino, una diminuta comunidad del Estado mexicano de Chiapas que se ve afectada cada año por fuertes inundaciones ocasionadas por el río Usumacinta. Para ellos, la vida es como un remolino que da vueltas en el viaje de sus ciclos internos y del gran ciclo de la naturaleza.