Fotograma de la película
La escritora y guionista uruguaya asegura que fue un punto de inflexión de la cinematografía de este país suramericano
Bogotá, 9 May (Ibercine).- La película “25 Watts” (2001), de los directores Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, marcó la refundación del cine uruguayo y fue un punto de inflexión de la cinematografía de este país suramericano, aseguró la escritora y guionista Inés Bortagaray.
Bortagaray, quien trabajó en guiones de largometrajes uruguayos como “La vida útil”, de Federico Veiroj u “Otra historia del mundo”, de Guillermo Casanova, basado en la novela de Mario Delgado Aparaín, entre otros, concedió una entrevista al portal “Retina Latina” en el que comentó la importancia de “25 Watts” en la cinematografía Uruguaya.
“25 Watts” fue galardonada con el premio al Mejor Guión y premio La Gran Ilusión Magazine en el @festivaldelima (Festival de Cine de Lima) y forma parte del portafolio de películas que “Retina Latina” tiene disponible en su plataforma para la audiencia mundial con ocasión de la pandemia de coronavirus Covid19 y la iniciativa #YoMeQuedoEn Casa.
Es una película “que en gran medida puede entenderse como semilla de una refundación del cine uruguayo. Sin embargo, no quiero decir que antes ella no hubiera películas en Uruguay”, sostuvo la escritora Bortagaray.
Este filme- en su opinión- fue un punto de inflexión: uno que consolidó una mirada propia y una manera de producir que dio valentía y alas a muchos jóvenes que querían contar historias y contarlas con una cámara.
Inés Bortagaray (Foto: Nicolás Pereyra)
Destacó como una nota curiosa que “el guión escrito por Pablo Stoll y Juan Rebella, con la colaboración de Arauco Hernández, se escribió con una máquina de escribir.
“Era otra era, y sin embargo creo que es una película que sigue perfectamente vigente. Es una película que sigue siendo joven. Una película veinteañera”, añadió.
El filme relata la peculiar vida de Javi, Seba y Leche durante un periodo de 24 horas en un tranquilo barrio de la ciudad de Montevideo.
Los tres amigos se pasan el día sin nada que hacer. Reacios a trabajar, a estudiar o a comprometerse, su diversión consiste en juntarse en el barrio a fumar, tomar cerveza y criticar esperando el próximo domingo, en medio de una desazón sin un norte tratando de ser jóvenes o tratando de dejar de serlo.
Para Bortagaray se trata de “la construcción del mundo de esos tres personajes y sus expectativas vistas a lo largo de todo un día. La honestidad de un retrato de seres próximos, pintados con economía. Un ecosistema modulado de acuerdo a conflictos aparentemente pequeños y al mismo tiempo profundo. Una gracia asordinada, efectiva y lacerante”.